
La Casa 12 es la última casa en la carta natal. Está regida por el signo Piscis y el planeta Neptuno. Al ser una casa de agua y regida por Neptuno, su energía es espiritual, mística, artística y empática.
¿Qué Representa la Casa 12 en la Carta Natal?
La Casa 12 está asociada con el mundo oculto, los sueños, el subconsciente, la espiritualidad y el escapismo. Es aquí donde podemos encontrar los niveles más profundos de nuestra mente.
Al estar regida por Neptuno, esta casa contiene todas las cosas que no tienen forma física. Es considerada la casa más psíquica, espiritual y misteriosa de la carta natal.
La Casa 12 en Astrología Tradicional y Moderna
En la astrología tradicional la Casa 12 estaba asociada con lugares de encierro como hospitales, cárceles, monasterios, al igual que los enemigos ocultos.
Con la astrología moderna vemos que esto no se tiene que manifestar tan explícitamente, pero la energía de estar aislado y fuera del ojo público sigue cobrando valor. En cuanto a los enemigos ocultos, muchas veces se puede presentar como el auto sabotaje.
Hay mucha neblina en esta casa y es por eso mismo que si tienes planetas en la Casa 12 se te dificulta establecer límites con otras personas. Es importante tener tiempo a solas para descansar y reflexionar, ya que tener planetas aquí te convierte en una especie de esponja energética.
¿Cómo Puedes Entender Mejor la Casa 12 en Tu Carta Astral?
Pensemos que los planetas en esta casa están en el vientre de mamá. Viven en dos mundos al mismo tiempo, escondidos, pero seguros en otro mundo oculto que no podemos ver. Es aquí donde se gesta la vida detrás de las escenas para luego darle forma y visibilidad en la primera casa.
Si tienes planetas en la Casa 12, hay una sensación general de pérdida y confusión. Sin embargo, esta casa contiene un mar de tesoros infinitos.
El regalo más grande de esta casa es cuando despertamos de nuestro sueño.
Cuando logramos movernos del subconsciente al consciente. Cuando logramos confiar en que estamos sostenidos por algo que no podemos explicar. Cuando logramos abrir los ojos mientras habitamos el vientre.
Es aquí donde empezamos a mirar hacia adentro y encontramos la luz que nos guía en medio de la neblina.
Mi Experiencia Personal Con La Casa 12
Tengo mi Sol, Mercurio y Nodo Sur en la Casa 12 de mi carta natal. Cuando empecé a estudiar astrología, la Casa 12 fue la que más resonó conmigo. Aunque no la entendía del todo, sentía que por fin entendí muchas cosas de mi vida y por qué me sentía y veía el mundo de cierta manera.
La mejor manera que puedo explicar la Casa 12 es pensar que estamos en un avión. Estamos literalmente aislados, en las nubes y sin mucho control de nuestro viaje por la vida.
Cuando miramos por la ventana, podemos observar cómo el cielo y las nubes se unen y forman parte de un todo. Muchas veces, no podemos distinguir dónde empieza y dónde termina el cielo, haciendo alusión a la Casa 12 donde la vida termina y se prepara para nacer nuevamente en la Casa 1.
En varias ocasiones tendremos que pasar por turbulencia. En esos momentos de ansiedad e incertidumbre nos enfrentamos al lado oscuro de nuestra salud mental. Pueden ser solo unos minutos de turbulencia, pero para algunos será una eternidad.
Independientemente de la religión o sistema de creencia, el denominador común es una inclinación hacia el mundo espiritual. Hay una necesidad de confiar en el universo para sobrevivir.
El regalo más grande de esta casa es cuando despertamos de nuestro sueño. Cuando logramos ir del inconsciente al consciente. Aunque estemos miles de kilómetros por encima de la tierra, confiamos en que estamos sostenidos por algo que no podemos explicar.
Y es que precisamente por esto es que hay tanta energía espiritual e intuitiva en esta casa. Solo a través de la turbulencia es que podemos mirar hacia dentro y encontrar la luz que nos guía en el camino.
Encontrando La Luz en Medio de La Turbulencia
Me acuerdo de la peor experiencia de turbulencia que he vivido. Fue a finales de septiembre de 2018. El trayecto era de Medellín a Bogotá. Era muy tarde en la noche y estábamos atravesando una tormenta de lluvia.
El avión iba medio vacío. Tenía un asiento al lado de la ventana y veía como se alumbraba la ventana cada vez que estallaba el relámpago. Cada vez que se movía el avión, sentía como mi corazón caía al piso.
No sé en qué parte íbamos, solo sabía que estábamos volando por encima de una región montañosa. Mis pensamientos comenzaron a correr a mil. Pensaba en lo peor y cómo sería caernos y estrellarnos. Pensaba que si eso pasara, el mejor resultado sería una muerte rápida y sin tanto dolor.
La peor parte de toda esta situación es cuando miraba a mi alrededor y veía a los pasajeros aparentemente tranquilos. Uno iba viendo una serie o película en el celular y otro estaba durmiendo. Quería gritarles y que me explicaran cómo podían estar tan tranquilos en medio de esa turbulencia tan aterradora.
- ¿No podían sentir lo que yo sentía?
- ¿No podían sentir el miedo que retumbaba en mi corazón y venas?
- ¿No podían sentir el desespero que tenía en mi cabeza?
- ¿Acaso no podían ver lo asustada que estaba?
No podía gritarles porque sabía que mi miedo estaba en mi cabeza. Al tener Mercurio en la Casa 12, los temas de salud mental se intensifican y esto es un claro ejemplo de esto.
Sabía que mi miedo a la turbulencia era algo personal que se había desarrollado unos años atrás. No era la culpa del resto por como me estaba sintiendo.
Al mismo tiempo que el avión se movía agitadamente y pensaba en el peor escenario, también encontraba segundos para aferrarme a Dios y los ángeles.
Rezaba para proteger el avión y a todos los pasajeros. Rezaba para que el avión pudiera llegar bien a Bogotá. Rezaba para que me acompañaran en este viaje.
Me aferré a mi fé y espiritualidad cuando no sentía el piso. Me aferré a lo invisible cuando no podía ver más allá de la tragedia.
Una voz dentro de mí sabía que todo iba a estar bien, que esto era algo temporal y que siempre estaba protegida. Yo sabía que estaba sostenida en medio del vacío.
Después de un tiempo, no sé si fueron 20 o 10 minutos, salimos al otro lado de la turbulencia y el avión aterrizó en el aeropuerto El Dorado en Bogotá. Solo me acuerdo de la felicidad y el alivio cuando aterrizamos.
Este mismo escenario habla mucho de cómo es tener planetas o tránsitos en la casa 12. La salud mental, la neblina, lo escondido, la paranoia, la reflexión interna, la espiritualidad, la sabiduría divina.
Cuando has pasado por tantos momentos de turbulencia en tu vida, tu ser interno se vuelve más reflexivo y se expande.
Tienes la resiliencia lo suficientemente desarrollada para afrontar muchas situaciones y lecciones difíciles en la vida.
No tenemos las respuestas a todas las preguntas y el miedo y la incertidumbre no se irán del todo.
Lo que cambia es nuestra actitud, lo que cambia es nuestro modo de pensar, lo que cambia es que entendemos que nuestro destino, aunque muchas veces no esté definido el camino, siempre nos llevará al lugar donde pertenecemos.
Johanna Hernández
Comunicadora Social y Periodista de profesión y astróloga por pasión y convicción. Una soñadora crónica, la astrología llegó a mi vida como un salvavidas espiritual. Después de cuatro años estudiando astrología, decidí crear The Astro House, un espacio que reúne a las personas apasionadas por la astrología para compartir conocimiento y mensajes de luz.